Wednesday, February 13, 2013

La Cuaresma: Mas que solo hacer “sacrificios”



Por Mons. Richard Hilgartner

“Que sacrificio harás durante la Cuaresma?” Esa es una pregunta popular entre los católicos al comienzo de la Cuaresma. Es bueno porque parte de la “disciplina de la Cuaresma” es el sacrificio. Pero cuál es el propósito del sacrificio—de ofrecer un sacrificio pequeño— es poder decir que se está haciendo algo para la Cuaresma, o si ese sacrificio es solamente para mejorar uno mismo, entonces no hemos captado el propósito.

El sacrificio cuaresmal involucra  tres partes importantes en este tiempo de renovación espiritual: oración, ayuno, y obras de caridad, o para decirlo de otra manera: elevar, renunciar, y emprender. Solo cuando buscamos esos tres elementos podemos encontrar la renovación esperada de la Cuaresma.

En la oración, “elevamos” nuestros corazones a Dios. Expresamos alabanzas y gratitud, presentamos nuestras necesidades, y abrimos nuestros corazones al entregarnos a la voluntad y el poder de Dios para salvar.  Esto es importante en la Cuaresma cuando nos esforzamos por corregir nuestra relación con Dios. La oración nos ayuda a hacer eso al mantener abierta la comunicación con Dios—hablamos a Dios y esperamos, y escuchamos la respuesta que viene de Él.  Mientras presentamos nuestras necesidades también reconocemos nuestra dependencia en Dios y crecemos en nuestra confianza en su promesa de proveer lo que realmente necesitamos.

Al ayunar, “renunciamos” a lo que no necesitamos realmente. A veces parece la parte más difícil de todo, y si esto no se reemplaza con algo más productivo, entonces podría convertirse en simplemente privación, o podría reemplazarse por algo igualmente sin significado. Por ejemplo, si renuncio a comer chocolate, solo para reemplazarlo con comer helado, entonces no hay un beneficio real. Si renuncio o veo menos televisión, pero lo reemplazo con juegos de video o pasando ese tiempo en la internet, entonces ¿con qué propósito estoy renunciando a eso?

El tercer punto es emprender. Emprendemos obras de caridad para caminar más claramente el camino del servicio y el amor que Dios nos llama a seguir.  Al renunciar removemos el exceso para dedicarnos a lo que realmente estamos llamados a hacer.  Es decir, que yo podría dejar de ver o ver menos televisión para hacer tiempo y ayudar a  alguien que esté en necesidad, o dedicar ese tiempo a estudiar, reflexionar, y orar.
 

 La experiencia de la Cuaresma nos permite caminar de una manera más cercana con Jesús, quien desea nuestra presencia, a veces más que lo que nosotros buscamos la suya. Que sean nuestras obras por elevar, renunciar y emprender las que nos guíen a encontrarnos inmersos en el amor de Dios a través de la Cruz y Resurrección de su Hijo.
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Mons. Richard Hilgartner es director del Secretariado de Culto Divino de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.




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